UNA FORMA, VARIOS SIGNIFICADOS
Esta exposición aspira a ser útil en la enseñanza de la gramática del español en la educación secundaria. No tiene casi ningún afán teórico, por lo que solo incluye conceptos lingüísticos básicos. Lo que se plantea es una propuesta de análisis para introducir algo de reflexión en las aulas de la ESO y del Bachillerato. Reflexión acerca de la relación que se establecen entre una misma forma lingüística y su(s) significado(s), distinguiendo no solo funciones sintácticas y semánticas, sino también lo explícito y lo implícito, es decir, lo codificado y la contribución pragmática. Ambos aspectos no son opuestos: se puede concebir la lengua como un sistema formal autónomo que se enriquece, cuando lo empleamos, con principios discursivos que, a menudo, son subyacentes.
Para la aplicación en el aula de esta propuesta, se incluyen diversos anexos con secuencias graduadas de sintagmas y oraciones, simples y complejas, así como de pares mínimos ortográficos. Todos contienen ambigüedades diversas además de lo que pueden producirse en la lengua escrita por descuido ortográfico.
La discusión acerca de cuáles son los significados de una misma construcción y las estructuras sintácticas que les corresponden así como de sus posibles implicaturas avivará el interés por los contenidos, y la gramática dejará de resultar tan abstracta. Por otra parte, para activar estas reflexiones no se precisan excesivos conocimientos gramaticales, sino que se afrontan como un reto cognitivo. Así que, más que introducir en la clase enojosas teorizaciones, lo que pretendemos es el desarrollo expresivo, el trabajo grupal y la asimilación progresiva de conocimientos útiles para la desambiguación.
Cuando invitemos a los alumnos a desambiguar, les haremos ver la importancia de la precisión oral y escrita. Las clases podrán plantearse, metodológicamente hablando, como un proceso compartido en el que todos los estudiantes podrán implicarse. De esto modo, progresivamente descubrirán que son capaces de asignarles significados a una misma secuencia en función de su configuración sintáctico-semántica, lo cual no solo incluye, conocimientos gramaticales: también ortográficos (reglas de acentuación diacrítica y de puntuación).
Incluimos, además, ejercicios con pares mínimos, en los que los estudiantes deberán reconocer, y comentar, la diferencia entre dos enunciados que solo se distinguen por una característica.
Para una visualización más efectiva de los análisis nos hemos decantado por los diagramas de la Teoría del Papel y de la Referencia (Role and Reference Grammar), que enfatiza todo lo semántico y pragmático. En adelante emplearemos las siglas RRG para referirnos a esta escuela que, pese a su adscripción funcionalista, no prescinde de la visión de la lengua como un sistema. La RRG es, por tanto, un paradigma híbrido, estructural-funcionalista. De ahí que incluya en sus análisis los diagramas arbóreos, a los que sumaremos, solo cuando sea pertinente, los recursos gramaticales fundamentales para la desambiguación.
Los diagramas RRG constan de varios estratos:
- en el CENTRO agrupa al verbo, que se etiqueta como NÚCLEO, y sus argumentos;
- en la PERIFERIA se incluyen los complementos no argumentales. y los operadores de aspecto, modalidad, negación, cuantificación… Algunos con alcance hasta el centro.
- Todos los elementos anteriores constituyen el primer estrato o CLÁUSULA, unidad que, junto con los elementos periféricos, forma la oración.
Podemos definir cláusula como la suma de un núcleo más su centro y periferia. Las oraciones simples constan de una sola cláusula. Las complejas, de al menos dos.
Veamos un ejemplo muy sencillo. Para desambiguar la oración Traigo la camisa roja se realizarán dos representaciones. Una por cada explicatura (entiéndase, lo dicho o lo escrito). En la primera, el adjetivo puede ser un complemento del nombre, que especifica el color de la prenda. y forma parte del SN que constituye junto con el verbo el centro de la cláusula. Por tanto, en este contexto la camisa es necesariamente roja. En la segunda, el adjetivo se interpreta como un complemento predicativo, que indica un estado más bien circunstancial de la prenda; de ahí su ubicación periférica. No forma parte de la red argumental del verbo. Aquí deberemos realizar un enriquecimiento pragmático por el cual la camisa no era roja, sino que, probablemente, se tiñó de ese color o bien porque quien la vestía se manchó de pintura o bien porque venía herido.
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